domingo, 22 de febrero de 2009

Abierto hasta el amanecer.



Un retrete. Útil de aseo personal presente en bares de toda índole (porque todo el mundo tiene necesidades), de Pamplona a Madrid y más allá.
Un retrete es un símbolo.
Pero no es el retrete lo que nos atañe, lo que nos atañe es el bar.
Nuestro protagonista iconográfico pertenece a un bar de Malasaña o Tribunal, eso tampoco es relevante.
Ese bar, y los otros restantes son como corazones. Corazones tristes y cerrados durante todo el día, un día largo en el que intentan sacar toda la mierda que los carcome por dentro en pequeños y sucios contedenores verdes.
Ya huele mal.
Se limpian tranquilamente. Ya casi no huelen. Es tarde para ellos.
Siempre llegas tarde.
Llegan las 11 de la noche, la happy hour y el bar se infesta con lo peor de cada casa. Aprovechan la debilidad del lugar y consumen como posesos.
Ese bar que muestra su mejor cara a las 11 de la noche y para las 12 vuelve a estar sucio.
Se marchan.
Todos se marchan.
Y el bar se muestra tal como es, y unos pocos quedan para verlo. Los de siempre, los que no lo conocen tanto que no lo abandonan. Saben que tiene más por ofrecer.
Aunque cada vez ofrece menos.
Y así permanece, abierto hasta el amanecer, con unos cuantos borrachos que no se mueven y le hacen daño, pero es lo único que tiene y mantiene el tipo.
No quiere compasión pero no piensa cerrar. Se ha propusto seguir abierto una noche más.
No es su momento. No es feliz.
Tal vez mañana, pero hoy no.
Se contenta con ver como ellos son felices, pero el no es feliz, aunque muestra su mejor cara.
Está buscando algo que ahora ya sabe que no va a tener.
Tal vez mañana, pero ahora no es su momento.
Su momento pasó y lo dejó pasar por miedo...
Miedo a redadas policiales... miedo a todo.
Ya no hace feliz a la gente aunque lo intente.
Tal vez mañana se olvide de todo y vuelva a nacer, tal vez mañana de pronto, su corazón se cure y vuelva a sentir algo... ahora no es su momento.
Sólo está seguro de una cosa: fue valiente y real, pero no fue suficiente. Nunca es suficiente.
Tal vez mañana.